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Nuestra
familia sabe mucho de tradiciones. Como las familias de antaño
somos así: un matrimonio y siete hijos.
Ya
se que estas palabras se parecen mucho al principio de un
cuento, y esto también está bien pues en las
páginas que siguen vamos a participar en una pequeña
gesta, en una epopeya humilde (como son los grandes momentos
de la vida) en la que vas a ser el paladín y la princesa,
la dama y el señor de nuestro particular paseo por
los senderos cuajados de arte, gastronomía y belleza,
la buena cultura en fin, de nuestra Comunidad.
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Gratamente
conscientes de la herencia recibida (en la mejor tradición
de los ventorros, fondas y posadas de Castilla y León)
abrimos las puertas de nuestra casa para recibir alborozados vuestra
presencia de viajeros.
Cuando
estéis sentados ante el fuego del hogar, del amor de la
lumbre, acompañando al humo, emanará ese deleitable
calor de amistad que sólo desprende la buena gente. Excelente
preludio para respirar y soñar, disfrutando por adelantado
de los días venideros cuando a través de nuestras
rutas descubra, se emociones y aprenda a amar a esta tierra desconocida,
patria del árbol, paraíso de la piedra y hogar del
agua; habitada de páramos, vestida de luz morada, de matices
ocres; arrebatada de silencio, de calma
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